Lo que existe es tan difícil de definir y reconocer porque, aunque ubicados en cuadrículas y claramente definidos, no se manifiestan de ese modo en la realidad, y además, son interdependientes: no puede existir uno sin el otro. Nada es totalmente racional o irracional; nada es tan concreto ni absolutamente potencial; nada es tan real y/o tan fantástico.
Una cosa puede ser un proyecto pero comienza a crecer y a concretarse. Una cosa puede ser real y manifiesta y convertirse en objeto de imaginación.
Lo imaginado puede contener las semillas de lo real, y viceversa. Lo que existe constantemente se transforma.
Los clásicos dicen: "Las cosas constantemente activan a sus opuestos".
Los niveles relativos de realidad están continuamente cambiando. Normalmente esto es un cambio armónico, pero cuando lo racional y lo racional están fuera de balance se afectan entre sí, y el que predomina puede debilitar (consumir) al otro.
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